Poemas de

‘Humildad’ y otros poemas inéditos de Dennis Ávila, Premio Internacional Pilar Fernández Labrador

Un jurado, integrado por António Salvado, Carmen Ruiz Barrionuevo, Pilar Fernández Labrador, Jesús Fonseca, Alfredo Pérez Alencart, Carlos Aganzo, José María Muñoz Quirós, Inmaculada Guadalupe Salas y David Mingo, con Victoria Pérez Castrillo como secretaria, concedió el prestigioso VII Premio Internacional de Poesía ‘Pilar Fernández Labrador’ al libro ‘Los excesos milenarios’, del poeta hondureño Dennis Ávila, del cual se ha seleccionado esta muestra que hoy ofrecemos en primicia.

Tiberíades agradece a los organizadores por este privilegio. El libro será publicado por Ediciones de la Diputación de Salamanca y está prevista su presentación el mes de octubre, dentro de los actos del XXIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos, dedicado a Nezahualcóyotl.

Los cinco poemas son inéditos. Otros diez textos de dicho libro ganador se publicaron en la revista Crear en Salamanca:

http://www.crearensalamanca.com/diez-poemas-de-los-excesos-milenarios-de-dennis-avila-premio-internacional-pilar-fernandez-labrador/

La foto de Dennis Ávila (portada) es de Arnoldo Martínez Baudrit.

Fotografía de José Amador Martín

 

HUMILDAD

Tierra para callar nuestra mente
ante la más sencilla contemplación.

Humildad para irradiar la paz
                  poblada de ausencia.

Tierra para arrullar la sed y respetar el agua.
Humildad para calmar los pensamientos
y su color existencial.

Tierra para escuchar
el país de preguntas que habitan los niños.

Humildad para reconocer
                  que no somos iguales,
pero merecemos lo mismo.

Tierra para vernos a los ojos
y levantar un puente.

Humildad para aceptar que somos la enfermedad
                  y la medicina.

Tierra para sostener las raíces celestes
que ven los colibríes en la lluvia.

Humildad para ganarnos el respeto
de las siguientes generaciones.

Tierra para sembrar un barquito de papel
en cada sorbo de humildad.

Así, trescientas sesenta y cinco veces,
hasta tocar el silencio y quedarnos dormidos.

Fotografía de José Amador Martín
EL EMISARIO

Si el pasado nos quedó grande,
hay mucho que decir sobre el futuro.

De él sabemos que se llega a dormir,
pero su impacto es una redada de bisontes
en esta selva de máxima seguridad.

El futuro nunca ha estado aquí,
ni en el prólogo de una extorsión
ni frente al espejo de los sueños más bajos.

Detrás de ese aire obeso hay sonidos fastidiosos:
camiones de basura y su obsesión por triturar.

Somos roedores del presente,
operarios en esta alcantarilla interminable
que nos impide ver.

Si el pasado es inmenso,
no hay forma de contemplar todo el futuro.

Es experto en hacernos esperar.

Formamos un telescopio
                  –creemos ver lejos–
y cualquier cosa puede quebrarnos.

Fotografía de José Amador Martín
UNIDAD

El hombre de la guitarra ve a la mujer del arpa
y ella lo invita a tocar.

No hablan el mismo idioma,
pero ambos conocen las manos y el viento.

La guitarra se entrelaza en el cabello del arpa
e improvisan algo más bello que la soledad.

Cierran los ojos y se escapan,
abren un trance que los lleva lejos.

Su talento convierte el escenario en un pentagrama
y –como entes musicales– descubren el silencio.

Fotografía de José Amador Martín

 

 

APEGOS

De todas las enfermedades
la más común es extrañar nuestra casa.

Recinto que no abandonaríamos jamás,
                  y que tantas veces odiamos
por no tener una puerta más ancha,
otro baño o menos gradas hacia nosotros.

¿De esta forma pensará en su hogar
quien cumple una cadena perpetua?

Es peor. Nadie podrá decirnos
si dejamos abierto el gas
o aquella cortina que, movida por el viento,
mostraba la ropa interior.

¿Los sobrevivientes abrirán la puerta
y montarán el teatro que fuimos?

Arrasarán con todo: meterán
los dedos en nuestra comida
y después de una larga siesta
volverán a husmear.

De todas las enfermedades incide la nostalgia;
nos reunimos en grupos de recuerdos
                  y nombramos las ausencias
para revivir los espejos que nos miraban ver.

Cada testimonio es el deseo
de poner las cosas en su sitio:
los cuadros torcidos, la ropa en el suelo;
todas las luces que dejamos encendidas.

Fotografía de José Amador Martín
CAUCE ABIERTO

La fe escala peldaños de ansiedad.

Vislumbro una indómita estación:
la gran ausente es la lluvia.

Hay un río. El viento lo trae en el viento.
La soledad repite el agua.

Vine a rezar la humildad y no tengo paciencia;
vine a curarme y solo veo la sed.

El frío desconecta, el calor es un termómetro roto;
las piedras, abuelas que duermen.

Nada me priva del olvido. Estoy consciente.
Afino mi paz y cruzo este puente.

Sigo el trayecto del sol. Es mi reloj.
El cielo es un iceberg de cuerpo entero.

Veo a las hormigas. Costuran el ansia.
Su camino se rinde a la totalidad.

Ofrendan a su pueblo, a su madre.
Su trabajo es vivir.

Plaza Mayor de Salamanca. Fotografía de José Amador Martín

 

 

Dennis Ávila (Tegucigalpa, Honduras, 1981), concentró sus primeros libros de poesía en la antología ‘Geometría elemental’ (Casa de Poesía, Costa Rica, 2014). En 2016, aparece ‘La infancia es una película de culto’ (Ediciones Perro Azul, Costa Rica), reeditado en el Proyecto Editorial La Chifurnia (El Salvador, 2016), en Trabalis Editores (Puerto Rico, 2017), en Amargord Ediciones (España, 2018) y en New York Poetry Press (2019); ‘Ropa Americana’ (Amargord Ediciones, España, 2017), reeditado por Puertabierta Editores (México, 2018); e ‘Historia de la sed’ (Amargord Ediciones, España, 2019). Ha participado en eventos literarios en Centroamérica, Puerto Rico, Cuba, Bolivia, México, Estados Unidos y España. Su poesía se encuentra seleccionada en diversas antologías y ha sido traducida al portugués, inglés, rumano, árabe e italiano. Está casado con la poeta costarricense Paola Valverde Alier.

 

Paola Valverde Alier y Dennis Ávila



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