José Luis Ochoa

José Luis Ochoa: Siete poemas

Del libro: DE VIAJES Y ENCUENTROS (1994)

EN LA BARBERÍA

Hoy
como todos los meses
desde hace diez años
visito al barbero
que cuida el paso de mis canas.

No hablamos de política
deportes
o del estado
del tiempo.

Entre nosotros
el sonido de las tijeras
y la mirada a través de los espejos.

Desde entonces conoce
la fragilidad de mis cabellos
y el significado de las palabras
adiós
y silencio.

IGLESIA

Ardo
en la luz de las velas
de esta iglesia barroca
sumergida en mí.

Y es la hora del diario ritual
consagrado por nosotros
santificados
por el cuerpo y sangre
de Cristo.

No es
la cera derretida de las velas
no es
la mirada de los santos
lo que hiere.

Y vuelvo a la puerta de la iglesia
a la calle y sus olores
que me envuelven
y me dejan desnudo
ya sin incienso
y sin luz.

Del libro: CANTOS HIPERREALISTAS (1997)

ESTO DICE VALLEJO

A Lázaro Álvarez

Esto dice Vallejo: hay que pensar
con la mente más blanca
y mirarse el ombligo desnudo
cuando duele
el dolor más humano
cuando duele más allá de este reino
de los cielos oscuros.
Y entonces volver a pensar
en uno mismo y en su hermano
y mirarse las manos vacías
con los ojos más tristes y más tiernos
que hayan visto a este mundo
cuando viaja el hombre con su herida primera
y con su pensamiento
—siempre transparente
siempre pensamiento—
más allá de este reino
habitado por nosotros
los aventados por el remolino
de la desesperación
los que abren la boca y reciben por gracia
la piedra que golpea
alimenta y acalla.

Esto dice Vallejo: aquí están
contemplen su muerte más tierna
pensando con su mente más blanca
y miren el ombligo que guarda
el murmullo amoroso
de estos dulces intestinos.
Y lleven así sus ojos más tristes
—perdonen tanta tristeza—
al fondo de las aguas vacías
al fondo de sus manos vacías
las mismas que algún día calmarán
la sed de otras manos
tal vez la del hermano más solo
aún no nacido
aún no arrojado por la boca sufriente
del mundo.

Esto dice Vallejo
un jueves de aguacero
—como hoy es el mío
y es el tuyo—
desde su dolor siempre agradecido
siempre entristecido
de poeta de animal
y de hermano
—que también es el tuyo
que también es el mío.

Del libro: RUINAS VIVAS (2013)

CIUDAD CON LLUVIA Y MELANCOLÍA

Esta ciudad áspera
viste sus trajes de harapos
en los días con lluvia
muestra el rostro
de su tiempo de pájaros
que buscan cobijo en los balcones
de las casas blancas y en ruinas.

Esta ciudad de seres exiliados
en la orfandad de los lugares enfermos
respira el viento que brota de sus entrañas.

Parece suplicar con la voz callada
de los desamparados
a los dioses ausentes
en estas horas del frío
en estos años de la gran ira
resiste nuestra ciudad tantas veces sitiada
susurra unas oraciones sin destino
en los días de piedra de hierro
que llevamos sobre nuestros dorsos heridos
como si fuésemos Sísifo o Atlas
caminando cabizbajos por las calles mojadas.

TIEMPOS NUESTROS

Era el tiempo de la primera siembra
y germinaban diminutas las palabras
nuestro verbo se hacía carne
polvo para la oración
—escrita por todos—
vuelo de versos
en aquella travesía inicial.

Por todos los caminos aparecían
las letras consagradas para la celebración:
decíamos pan y comíamos su savia
agua y regábamos la tierra fértil
fuego y se calentaban los cuerpos ateridos
decíamos aire y se elevaban las semillas
con el viento agreste.

Después llegaron los días de cosecha
alegres escogíamos los frutos maduros
las mejores espigas de nuestra creación.

Venturosos ofrecimos la vendimia
esa pequeña dicha del habla de la poesía
y entonces creímos tener al destino
atado como un manojo de flores
en las manos tan jóvenes.

Luego vinieron los tiempos de la diáspora:
las mudanzas la enfermedad el abandono
casi sin despedirnos
dejábamos atrás nuestras ciudades
tal vez desorientados en aquella gran confusión.

Ahora contemplamos los años del duro regreso:
ruinas vivas sobre otras antiguas
un existir gastado en los días monótonos
el desencanto de este decir acallado.

Pero ya se abre el porvenir pensamos
real incierto breve prolongado
es nuestro tiempo y buscaremos
—como siempre a tientas—
la palabra buena la palabra inédita
en el oficio arduo
de escribir esta vida que se nos va
que siempre reinicia.

LA SEÑORA DEL SOMBRERO BLANCO

mi vecina italiana
en las mañanas va camino al mercado
con un viejo gato
que siempre la sigue.

Al regresar trae leche
verduras y pan
que comparte con el animal
y conmigo.

En las tardes leemos
pasajes de la Biblia.

Hoy ya no pudimos hablar.

En mi puerta sólo un gato
y un sombrero de alas caídas.

En el cementerio compro unas flores
a una niña que llora
porque algo ha perdido.

Qué hermosos se ven sus cabellos
bajo el sombrero blanco
de mi vecina italiana.

Entonces me da las gracias
dice adiós
y corre alegre entre las tumbas.

Detrás —como una sombra fiel—
tropezando con las cruces
un viejo gato la sigue.

LA TIERNA AURORA BOREAL

Surge desde la oscuridad más dolorosa
la aurora boreal
cuando somos unos recién nacidos
en este mundo grande y nuevo
cuando contemplamos los árboles del origen
el sol que ríe para nosotros
y la hierba mojada
que se siente bajo los dedos diminutos.

Niños sin padre ni madre parecemos
alejados de cualquier camino conocido
cubiertos por este cielo imposible
felices ya por la alegría
y por la tristeza que respiramos
en la estepa desolada
de nuestra tierna aurora boreal.

Y tal vez porque habíamos resurgido
desde las vegetaciones de la noche
salimos huyendo como fugitivos inocentes
con la antorcha del amor en nuestras manos.

“Vamos a seguir juntos aquí en la mañana
vamos a jugar a la aventura del idilio eterno”
decimos a los árboles a las nubes al sol
desde esta altura
y también desde toda nuestra pequeña
desnudez.

José Luis Ochoa (Valle de La Pascua, Venezuela, 12-03-1965)
Poeta, ensayista, psiquiatra, Corrector ortotipográfico y de Estilo, de textos académicos y literarios, Curador-Editor de Revistas literarias, y docente universitario. Ha publicado los poemarios De viajes y Encuentros (Fondo Editorial Pequeña Venecia – Fundación CELARG, Caracas, 1994), Poemas (Editorial La Tinta del Alcatraz, México, 1994), Cantos hiperrealistas (Grupo Editorial Eclepsidra, Caracas, 1997) y Ruinas vivas (Editorial Eclepsidra, Caracas, 2013). Fue ganador del Premio de Poesía Fernando Paz Castillo, otorgado por el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG) en 1992, con su poemario De Viajes y Encuentros. Sus poemas y ensayos han aparecido en diarios y revistas literarias, nacionales e internacionales, tanto en papel como en medios digitales. Su obra poética ha sido incluida en varias antologías de poesía venezolana y extranjera, siendo lo más reciente, la publicación de uno de sus poemas en Nubes, Poesía hispanoamericana (Editorial Pre-Textos, Madrid, España, 2019). Fue miembro del Grupo literario Eclepsidra, de Caracas y de Maltiempo Editores, Grupo literario y editorial de Barquisimeto. Es profesor de la Universidad Nacional Experimental del Yaracuy (UNEY), donde imparte la cátedra Lengua y Tradición Cultural. En esta misma casa de estudios, estuvo a cargo de la Coordinación Académica del Diplomado Gilberto Antolínez, para la formación de Cronistas, y fue integrante del Consejo Editorial de In Situ, Revista de Investigación y Postgrado. Forma parte del Grupo Poetas sin fronteras/Ablucionistas, quienes realizan encuentros poéticos de lecturas virtuales, con sede en México, y participa como Curador-Editor, en el portal www.ablucionistas.com.
Facebook: José Luis Ochoa



5 thoughts on “José Luis Ochoa: Siete poemas”

  • Eleazar Marín 14/01/2022 at 10:47 pm

    Excelentes poemas. Uno al leer siempre deja algunas imágenes fijas entre tantas muy bien logradas. Me queda como una secuencia de ternura y misterio la niña correteando entre las tumbas con el vejo gato corriendo hacia la nada. Felicidades poeta Ochoa entre sus jardines.(la escritura con mayúsculas es propia del formato digital, me imagino(¿?).

    Responder
  • Eleazar Marín 14/01/2022 at 10:48 pm

    Al publicar, aparece la sintaxis correcta.

    Responder
  • Hebe Munoz 15/01/2022 at 12:15 am

    Excelente. ¡Qué deleite esta lectura!

    Responder
  • Jorge Eliécer Triviño Rincón 15/01/2022 at 12:38 am

    Magníficos, maestro. Saludos.

    Responder
  • Rubén Páez Díaz 18/01/2022 at 5:27 pm

    Enhorabuena poeta, hermosos y dolidos textos.

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