Tiberíades agradece a George Reyes, poeta ecuatoriano residente en México, por solicitarnos la difusión de este comentario en torno a los libros de Félix Anesio, Altar de nadie: Antología personal (2011-2021). Ciudad de México: Editorial Oxeda S.A.S. de C.V. (2021) y Congregaciones. Santiago, Chile: Casa Bukowski Editorial (2022).
El poeta cubano-estadounidense Félix Anesio acaba de lanzar la edición chilena 2022 de su reciente poemario Congregaciones. Es una obra en la que, según nuestro parecer, y a pesar de no conocer a fondo sus anteriores poemarios, Anesio nos revela un discurso poético maduro, que por su lirismo cala hondo; también porque toca un tema ontológico universal en la que sabe combinar el lenguaje directo y a la vez poético: la colectividad es como un cirio consumido en un altar tierra de nadie. En la misma línea poética declara en el contexto de otro poema que “el hombre es feliz en la brevedad del instante”. Esta ontología pareciera ser la temática general que él poetiza, bajo la complicidad de su propia experiencia lírica. Tocaré apenas algo de la amplia estrategia poético-discursiva del poemario.
La estructura/forma del poemario y de los poemas que lo integran es un detalle poético no menos importantes. Es que la forma en que un poeta presenta su discurso es una forma de semiótica sutil del mismo, puesto que agrega significado —el cual no estamos aquí interesados en desentrañar más que tangencialmente— y produce efecto lírico en el lector. Pues bien, el poemario se estructura en cuatro partes con sus respectivos subtítulos acompañados de una fotografía, que orientan al contenido ontológico del discurso ya referido: 1) Efimerías, 2) Remembranzas, 3) Otredades, y 4) Yo mismo. Engalana la estructura el prólogo de alguien que ya nos pertenece en América Latina: el del poeta, periodista y crítico literario español Enrique Villagrasa, Premio de crítica literaria y periodismo cultural Casa Bukowski 2022.
En cada parte, los recursos poéticos y los epígrafes son notables y le permiten al autor manifestarse como lo que es: un artista honrado de la palabra lírica-ontológica. Un ejemplo es la metáfora elegante, seductora e inagotable en su significación como la usada en el siguiente verso bien logrado, que nos estremece con su musicalidad: Mis párpados/caen/como cortinas/del ocaso/llevándose todos/los colores/las texturas/y las formas. Leamos también el siguiente verso con su deleitable música interior de su poema “Los perros y la luna”: El mármol se ha quebrado por el llanto/, o este otro: arde la memoria en el patio de mi casa/. Sube el fuego avivado por el temprano aire,/ por las páginas que una por una, o en montones,/lanzo hacia la hoguera/que pretende desafiar al Tiempo./ Otro recurso poético poco usado en la poesía contemporánea es la onomatopeya. Anesio la usa en su poema. ¡Deleitable poesía y musicalidad! ¿Y qué decir sobre la prosa “Diálogo”, recurso actualmente estilándose en la lírica?
No solo poesía, sino también estilo y fin estético cultural se combinan en la obra del poeta. El estilo de Anesio cautiva, emociona e impresiona como el vestir de quien sabe hacerlo sin hacerse eco de otros poetas, si bien la originalidad es un mito; él ha entendido, además, que en la poesía no cuenta más que su fin estético y cultural. No obstante, en la obra vale la pena valerse un poco del escabroso campo de la hermenéutica, ciencia y arte de la interpretación, y mencionar algunos motivos recurrentes que el yo poético desborda en los versos; estos motivos son, entre otros, la ética; la moral; el amor; la muerte; la amistad congregada en el poemario, el cual da título a la obra. Además, podríamos mencionar el tema de la soledad y del dolor existencial; la memoria y la denuncia social sutil; esto es evidente cuando, como todo poeta honrado y humilde —que no reniega de aquello más querido y odiado hoy: el yo lírico, ni lo disimula para evitar la etiqueta de poeta aristócrata: ¡Pero si escribe solo poesía intimista!— desnuda su interior, sin miedo a dar a conocer por qué sentires ha transitado por esta vida bajo el sol donde todos los ríos van a dar al mar y, como nuestro poeta diría, “Todo es efímero,/banal, pérdida, ausencia/.” Todo esto, recordando que la poesía es analógica o equilibradamente referencial/social (alude a la realidad personal y social del poeta/yo lírico) y no totalmente imaginativa como se nos ha querido hacer creer. Es, entonces, cuando el lenguaje directo/coloquial con el poético/simbólico se combina en majestuosa armonía para decirnos: Mi poesía es un canto desangrado/que brota de un corazón tardío y solitario/…”No sé quién soy/ni a qué he venido/… En su poema “Callejón de los vencidos” discursa:
Ayer me vi inmerso en una espesa
trama de cuerpos moribundos
en un edificio sórdido y gris
al pie del Callejón de los Vencidos.
Gente cansada, coja
los bastones y las muletas sonando
el cáncer al acecho por su turno
el asma, y también el lumbago
en este largo tren que abordo
y que no parece llegar nunca a su destino.
El poema “País sin moscas” no es la excepción; el lenguaje directo/coloquial es combinado analógica o equilibradamente con el poético/simbólico para expresar una denuncia crítica sutil, no cruda; es una manera de expresar la inconformidad social, sin descuidar los circuitos propios de la poesía (ver más abajo al respecto), pero que el resultado, para el lector avezado, es una denuncia social embriagada de ironía, pero tan poética como efectiva. Leamos unos versos del poema mencionado: Enjambres de avispas y cucarachas,/moscas y hormigas bravas,/perros y gatos decrépitos putrefactos./Basura sobre basura, pestilencia/dulceamarga y rancia pestilencia./… Ha pasado el tiempo/Y mi madre ha muerto./Hoy vivo en un país sin moscas. Saque el lector sus propias conclusiones sobre lo que se denuncia e ironiza poética y efectivamente.
Las innovaciones y aportes tampoco son de soslayarse. La poesía se desborda por los labios de la obra y la memoria del tiempo pasado chorrea por el verso. Es la voz del yo lírico que, en estos versos, no es escindido en búsqueda de otras legitimaciones. No confronta el poder ni la realidad social con lenguaje ideológico crudo; tampoco así lo hace con respecto a la realidad ontológica del ser humano, su naturaleza, su límite, pero es al fin y al cabo una denuncia, como ya dije, tan poética como efectiva. Es que la poesía tiene un fin estético y cultural y, como alguien ha comentado, sus propios circuitos. Y con ellos se siente en casa y allí debe permanecer. Esta es la legitimación auténtica que ha necesitado y necesitará siempre la poesía para ser lo que es: arte de la palabra, producto del espíritu humano. De esa cuenta, la poesía lírico-artística latinoamericana tiene en Félix Anesio uno de sus exponentes y aliados más efectivos y sobresalientes.
En suma, el aporte de nuestro poeta, cuya poesía es poesía, nada más que poesía, pasa también por la denuncia social, pero hemos de recordar que ella es tanto poética como efectiva. En este sentido, representa un gran aporte a la cultura y a la poesía misma en estos tiempos flojos en cultura, ética, moral e incluso poesía auténtica, y en los que la humanidad sigue siendo desde antaño como un conjunto de cirios que se consumen lentamente en un altar de nadie porque encuentra o, mejor, no acepta la vía correcta de vivificación. ¿Acaso no necesita la poesía retomar en este contexto su propia ontología, fines y circuitos? ¿Necesita otra legitimación para ser lo que ella es? ¿Acaso la poesía del yo no sería de gran ayuda a ese ser que no sabe dónde ocultar su sufrimiento y encontrar ayuda? Ciertamente, la poesía no es la solución a toda la problemática social de ningún contexto ni es el remedio que cure la herida mortal del ser humano, pero en algo ayuda, humaniza y vivifica. Siendo así, ni el poeta ni ella necesitarían renunciar a su lirismo/yo poético ni confrontar el poder desde el lenguaje ni, por lo tanto, cuestionar su papel en el mundo.
México 8 de noviembre del 2022
George Reyes es poeta, ensayista, editor y teólogo ecuatoriano-mexicano. Es licenciado y tiene dos maestrías en Teología, además de ser candidato PhD en Teología. Ha publicado dos libros sobre hermenéutica bíblica y es coautor de dos libros de Teología. Sus ensayos teológicos han sido publicados en revistas especializadas y en sitios virtuales tales como Ensayistas Hispanoamericanos. Sus dos poemarios son El azul de la tarde (Santiago de chile, Chile: Apostrophes Ediciones, 2015) y Ese otro exilio, esa otra patria (Santiago de Chile, Chile: Hebel Ediciones, 2016). Forma parte de la Antología de Poesía Mundial Poetas del siglo XXI y es miembro del Consejo Asesor Iberoamericano de la Red Tiberíades.