Tiberíades agradece al poeta Alfredo Pérez Alencart por permitirnos difundir la traducción que ha hecho de uno de los escritos albergados en el libro UM ESTRANHO ANIMAL DE DUAS CABEÇAS. O ESCRITOR DIPLOMATA (Editora Labirinto, Fafe, 2022), del destacado poeta y diplomático lusitano Luis Filipe Castro Mendes, recientemente presentado en Lisboa.
Desde niño las sonoridades y los sentidos de la poesía supieron atraerme y fascinarme. Querer escribir surgió simplemente desde ese amor, que mucho me motivaba, por las palabras de la poesía.
Posiblemente, en este poema que escribí hace dos años, cuando nacieron mis nietas Alexandra y Clara, haya podido transmitir algo de ese principio del mundo que la poesía es:
El recién nacido es quien se aproxima el principio del mundo.
Conservan los poetas ese asombro original,
esa incomprensión, bravo furor y breve alegría,
de lo que sienten demás o no llegan a sentir,
de lo que piensan antes de otros
o que no se puede pensar y de lo que, por lo tanto,
no se debería hablar.
El recién nacido se balancea entre el sueño de la razón
y la furia de estar vivo, El poeta ve los monstruos
que en coral se dibujan fríos y finos y que pueblan
en el fondo de los mares.
Algo ocultan los poetas, no de los niños, no,
pero sí de los recién nacidos: este asombro puro
que nos hace querer perdurar entre el enojo de nacer
y la alegría de estar vivos.
Así los mejores nos escriben del principio del mundo.
La poesía se hace con palabras, más la experiencia de lo que vivimos, de lo que soñamos, de lo que leemos, oímos o, simplemente, imaginamos, siempre encuentra alguna forma de resonar en ellas. Una vez escribí, en mi libro Lendas da India, donde respondía al mundo con poemas:
Solo se responder a la vida con poemas:
y la alternativa es vivir la vida
sin dar por ella,
sin responderle, fingiendo
no darle cambio,
escabuyéndome entre sus vueltas
para poder no escribir.
Porque si yo hubiese aprendido algo,
si yo tuviese al menos
alguna cosa que decir,
por cierto, no respondería a la vida con poemas.
Y con poemas fui respondiendo, mejor o peor, a lo que la vida me trajo y a las experiencias que viví. Al amor, por cierto:
Amor, tengo nostalgia de otra vida
hecha solo de mil días transparentes;
no te olvides de mí si ves perdida
toda voz en las palabras más ausentes.
Porque es cerca de la muerte que escribimos,
cada verso contiene una amenaza
y la ternura mayor que nos decimos
está hecha de penumbra fría y opaca.
Si la voz se da en el verso y en la medida,
es miedo, mi amor, más que voluntad:
el verso nada puede contra la vida;
saberlo es nuestra libertad.
Es miedo que en versos exorciso,
como risa vibrando en la oscuridad.
Un amor que puede ser compartido en una simple caminata matinal:
¿Quién me dice que en las mañanas claras
da el ritmo al verso y aire al corazón?
¿Quién duerme en la perla del agua más rara
y aguza el silencio para decir la negación?
Pero también nuestra vida, como seres sociales o animales políticos, al decir de Aristóteles, puede hacer resonar en los versos experiencias como esta de la crisis económica-financiera que atravesamos entre 2008 y 2015:
Nosotros vivimos de la misericordia de los mercados.
Nosotros hacemos falta.
El capital se regula a sí mismo y las leyes
son simples consecuencias lógicas de esa regulación,
tan sublime que algunos ven en ellas el dedo de Dios.
Se engañan.
Los mercados son a la vez el creador y la propia creación.
Nosotros somos quienes no hacemos falta.
O También esa extraña forma de vida en pandemia que recientemente atravesamos:
La noche y el día pueden confundirse.
La luz que viene de fuera no ilumina
y lo oscuro que está allá fuera nada explica.
Los vivos se visten como si fuesen para estar junto a la muerte,
sin poder siquiera jugar ajedrez con ella.
Una sala de espera en un consultorio médico,
a esto se limita hoy nuestra experiencia.
Por eso es tan importante decir “una rosa”,
invocar la flor azul, la ausente de todos los ramos
y encontrar abiertas en el poema las floristerías
con los ramos hecho deprisa y los tallos mal cortados.
La poesía no puede quedar alejada de los vientos de la guerra que ahora se desencadenan sobre nosotros:
UCRANIA O EL CORAZÓN DEL MUNDO
Es de las víctimas el corazón del mundo.
Poco más tienen: se arrastran por los caminos
con maletas hechas apresuradamente y niños atemorizados
y tener con ellas el corazón del mundo no las salva
de las bombas y de los disparos
ni de la ira tremenda que las hace morir.
Vibra más alto, corazón del mundo.
Nadie podrá dar a las víctimas lo que perdieron,
Ningún consuelo podrá darse a quien todo dejó
Y secó con las lágrimas perdidas los ojos vacíos.
Pero tú continuas, corazón del mundo,
Haciéndonos creer que somos humanos.
Hay siempre muchas cosas detrás de un poema. Pero frente al poema está su lector. Y es en cada lector donde el poema encuentra su eco, su resonancia y su destino. Porque, como decía Agustina Bessa-Luís, cada voz está sola y única y es contra el corazón de los demás donde ella vertiginosamente resuena.
Es así la voz de los poetas, la cual solamente vive en el corazón de cada lector.
(Versión libre del texto de una autopresentación que publiqué en el boletín mensual del Gremio Literario). Nota del autor.
Traducción. A. P. Alencart


Poeta português, diplomata de carreira, Luís Filipe Castro Mendes nasceu em 1950 e, ainda muito jovem, entre 1965 e 1967, foi colaborador do jornal Diário de Lisboa-Juvenil. Em 1974, licenciou-se em Direito pela Universidade de Lisboa. Teve atividade política militante antes do 25 de abril, no movimento estudantil antifascista. Foi nomeadamente cônsul geral no Rio de Janeiro, embaixador de Portugal em Budapeste, Nova Deli, UNESCO-Paris e finalmente junto do Conselho da Europa em Estrasburgo. Foi Ministro da Cultura entre 2016 e 2018. Publica o seu primeiro livro de poesia, Recados, em 1983, a que se seguiram Seis Elegias e Outros Poemas (1985), galardoado com o prémio da Associação de Jornalistas e Homens de Letras do Porto, A Ilha dos Mortos (1991), que teve o prémio de poesia do PEN Club, O Jogo de Fazer Versos (1994), que teve o Prémio D Diniz, Modos de música (1996) e Outras Canções (1998). Em 1999 publica em Portugal e no Brasil a primeira coletânea dos seus poemas (Poesia Reunida). De 2001 é o livro Os Dias Inventados e em 2011 publica Lendas da Índia (Prémio António Quadros, da fundação com o mesmo nome), em 2014, A Misericórdia dos Mercados e em 2016 Outro Ulisses regressa a casa. Em 2018 publica uma nova coletânea dos seus Poemas Reunidos, que teve o Prémio Teixeira de Pascoaes da Associação Portuguesa de Escritores em 2020. Em 2021 publicou um novo libro, Voltar.

Imagen de cabecera: El poeta Luis Castro Mendes, al centro, flanqueado por el poeta y político Pompeu Martins y por el editor Joao Artur Pinto