LA POESÍA
Pasaban los árboles veloces de mi infancia
El autobús me arrancaba de los ojos
uno a uno los pinos y las nubes
Devoraba el asfalto tembloroso de la sierra
Yo dije la palabra inútil
y vi la mirada de la muerte
Su tieso semblante y la rigidez
del aire que no pesa y no camina
¿De qué están sembrados los sepulcros
que no echan hacia fuera gusanos sino flores?
Toc toc toc
toc toc toc
Sonó mi cráneo o calavera hueca
Alguien llamaba desde el bosque
Pasaban las sombras de los árboles
y repetí con balbuceos la palabra aliento
Un velo en el cristal de la ventana
la colocó al revés y en forma de conjuro
Entonces las fosas de la tierra
dieron a luz mi propia lengua
SU NOMBRE ES BAGDAD
Atado a la mano de sus seis noviembres
camino por abril sobre preguntas lilas
Frágiles revientan debajo de la suela del zapato
Su aroma luminoso asciende a la nariz
Estalla la ciudad poblada de presagios
—¿Las bombas apagan el color del sol
o le quitan la sombra a las personas?—
Me pregunta el niño con su voz de sabio
—¿La guerra despinta el corazón
o solo seca la sangre de la gente?
¿Papá, cómo se matan las sonrisas?—
Las jacarandas son lágrimas aéreas
en la ciudad más grande del planeta
donde el olvido desecó sus lagos
y convirtió en escombros a los dioses
de la lluvia del maíz de la creación humana
—Papá, ¿cómo se llaman las voces que ordenan
desde lejos la explosión del mundo?—
En esta primavera me quedo sin palabras
GUERRA FLORIDA
El mito
En la ventana un colibrí se enciende
chisporrotea
se apaga para siempre
Queda su aroma horizontal
de fuego nuevo
Se erige en mascarón de proa
en rosa náutica
en astrolabio y amuleto
En el vaivén del día
titila el pájaro de asombro
Espina en la palma del silencio
Se deshace en la boca la figura
antes de ser nombre
de tomar la forma del conjuro
El colibrí no existe
es un presentimiento
sordo aleteo
donde nadie es mañana
donde otra vez se nace
El canto
A recoger flores violentas salgo en paz
Dejo semillas en la hendidura del placer
indicios para el fuego
rastros de algún abecedario
para nombrar la novedad
Quién puede reconocerse en lo perdido
abrir las cajas negras
y mostrarse en el horror del triunfo
soltar el nudo ciego
y mirar
mirar a fondo
No hay nada debajo de nosotros
La soledad es otro engaño
No hay nadie distinto en el olvido
Dejo las huellas del deseo
un simple impulso de estar
sin renunciar a ser
en la otra parte
La flor
¿Será la vanidad el fruto
que muerda la inocencia?
¿o un rumor de piedras levantará
los templos a la imagen
de un dios a semejanza nuestra?
El miedo nos hace penitentes
cobra víctimas
Con dolor pagarán el sufrimiento
Toda ofrenda es un punto en la oscuridad
con el que voy llenando la noche
Nada nos salva del abismo
En la caída pongo adornos
a la brevedad del aire
Son formas inasibles
capaces de labrar la llama
de encender el agua
de tocar la carne
dando saltos y tumbos
giros y empellones
Formas de qué
somos los frutos que comemos
los gusanos del fruto
la semilla del gusano
frutos del vientre
gravedad y sonido
agudo mineral
ameba elástica
Sólo formas inconformes
buscando algún destino
Víctimas donde se purifica la hoja
que corta los suspiros
Cuencos de asombro
y la noción de la nada
¿Será la vanidad un golpe de tierra
un grito de batalla
o la virtud sangrienta
de imágenes metidas en los huesos?
Será la vanidad la flor
será el espejo
donde la muerte muere
José Ángel Leyva, Durango, México. Poeta, narrador, periodista, editor y promotor cultural. Dirige la editorial y la revista literaria La Otra y es colaborador habitual del suplemento cultural del diario La jornada. Ha publicado más de 25 libros de poesía, narrativa, divulgación de la ciencia, periodismo y ensayo. Entre los que destacan: Libros de poesía: Catulo en el Destierro (México 1993 y 2006; Francia, 2007; Colombia 2012); Entresueños (1996); El Espinazo del Diablo (1998); Duranguraños (2007); Aguja (España, 2009; Italia, 2010; México-Quebec,2011); Habitantos, Colombia 2010; Cristales Sólidos, Colombia, 2010; Carne de imagen (antología, en Monte Ávila, Venezuela, 2011); Tres cuartas partes, Mantis, México, 2012, Serbia, 2012, La Garúa, Barcelona 2020; Destiempo (antología personal, Col. Poemas y Ensayos de la UNAM), 2012; En el doblez del verbo, Caza de libro, Colombia, 2013; Luz y Cenizas, México, 2019; Exorbitant, L’Harmattan, Francia, 2020. Otros: Enrique Arturo Diemecke. Biografía con música de Mahler, Siglo XXI editores, 2019; Anacrónicas, Fondo de Cultura Económica, 2021. Libros suyos han sido traducidos íntegros al francés, italiano, serbio, polaco y parcialmente al inglés, sueco, portugués, rumano, árabe y turco.