REGRESO A CASA
Me esperaba lo verde,
la esmeralda cambiante
irisada de lluvia.
Me esperaba la luz,
la dulce agua-marina
preñada de celajes
Me esperaba la niebla,
ocultando el camino
tantas veces soñado.
El pozo y su agua densa
exorcizó el recuerdo
mortal en mi garganta.
Más la cóncava higuera,
como un ángel dormido
con sus lágrimas negras
sobre el caño del agua
-malhaya de las hachas-
y la xana pequeña
que habitaba en las ondas,
la de rizos esquivos,
ya de sol, ya de luna,
fue tan larga mi ausencia
-tal vez murió de pena-
que no pudo esperarme.
TU CASTIGO ESTÁ ESCRITO
Tu castigo está escrito
en la tosca tablilla
de los días perdidos.
Ya nunca más
alcanzarás mi sangre
que se comba
en clave de arabesco
-risa, risa y misterio-
bajo el claro de luna.
TÚ, PALABRA, MI ENEMIGA
Primero fue jugar.
Como pelotas
en la falda de abril
abandonadas,
nacieron, onda a onda,
las aladas palabras.
Después fue modelar.
Como de un barro
verde, duro y terrible,
surgieron hondos cuencos
de ternura.
No hay vino más ardiente
ni más impredecible,
jamás sabes si sacia
o crea sed.
Al final,
un respeto reverente
te clava en el umbral
de sus dominios.
Se inicia entonces
una lucha inmóvil.
Adversarios que sólo
se vigilan,
pero saben, de cierto,
que aquel que desfallezca
morirá.
Si alguna noche
pierdo yo la vela
(tal vez guiada
por un dios no amigo
que me cierre los párpados).
¡Oh palabra mayor!,
sin alcanzarte,
espero darte gloria.
De lo contrario,
mi verbo cruzará
coraza y pecho.
Y entonces, tú, ¡oh palabra!
al filo de un ocaso transparente
me la darás a mí.
SONETO DE OTOÑO
Llega el otoño con su luz errante,
tamizada de ramos y de besos.
Mueren las hojas bajo sus cortejos
de tigre apaciguado y anhelante.
Baco corona su testuz galante,
con madreselvas, uvas y cantuesos.
Un rumor de palomas tiene preso
en su roja colina, las bacantes.
Libad el vino de la altiva aurora
antes de que la incierta cacería
de los días, derriben impacientes
la cierva blanca, que la montería
empuja, sin aliento y sin demora
hacia el hondón secreto de sus fuentes.
EN LA FRONTERA
Me detuve
en la frontera lívida
del gesto.
Aún no ha comenzado
la batalla.
Y yo ya estoy vencida.
LOS ANTIGUOS GITANOS
¿Quién duerme con adelfas
como hermanas nocturnas
y las estrellas leves
rayadas de vencejos,
dulce techo del río?
En Mérida romana
los antiguos gitanos
a la orilla del agua.
Gloria Díez, asturiana, periodista, poeta y escritora. Ha trabajado durante más de veinte años en prensa, donde ha realizado prácticamente todas las tareas, desde reportera a columnista. Ha entrevistado a personajes como Jorge Luis Borges, Doris Lessing, Adolfo Suarez o Mick Jagger. En televisión, como guionista, ha colaborado, entre otros, con Adolfo Marsillach. Desde 2016 a 2019 fue redactor jefe de la revista A Vivir que dirige Pedro Miguel Lamet. En 2019 comenzó una nueva etapa orientada al periodismo literario con colaboraciones en la revista “142 revista cultural” y en medios digitales. Desde 2017 dirige la tertulia literaria “El escribidor”, que se reúne en la Biblioteca Pública Municipal Mario Vargas Llosa de Madrid, por la que han pasado algunas de las voces más interesantes de la poesía española. Entre sus libros de poesía están: Mujer de aire, mujer de agua (Adonáis, 1982); Dominio de la noche (Doce Calles, 2012) e Inocente Ceniza (Doce Calles, 2018)