“Avere la pazienza del pane” de Benedetta Sanna (Eretica Edizioni, 2024, 68 páginas, 15,00 €) disuelve el origen del fermento existencial mezclando los ingredientes con un expediente indispensable para madurar la amalgama emocional. A través de la fragancia de los versos y el perfume de la memoria, la autora dedica su tiempo interior a la preparación de una reflexión humana, transitando el camino de las palabras. En sus imágenes, de cualidad panteísta, se sumerge entre isla y ciudad, respondiendo a las adversidades y dificultades de la vida.
Si el pan desarrolla la paciencia, el poeta transforma este antiguo proverbio en un medio para alimentar la comprensión, la disposición a confiar en la naturaleza y sus maravillas, y la voluntad de seguir una evolución personal. Esta estabilidad se plasma al trazar sobre el papel el destino del alma, mientras los versos esbozan reacciones instintivas provocadas por expectativas sensibles. Entremezclan la inquietud con fragmentos de lúcida inmediatez, sacuden la ansiedad de la conciencia y persisten en su urgencia de expresión. Todo ello busca encontrar una entidad auténtica capaz de revelar la intensidad de una entonación elegíaca.
Benedetta Sanna vive la razón poética, combinando la dimensión estética de la vida cotidiana con una escritura reflexiva e intencionada. En sus versos inaugura una temporada de fusión espiritual, condensa la investigación sobre los afectos y solidifica la calidad de composiciones suspendidas en los recuerdos. La poetisa nos invita a interpretar la espera como una pausa silenciosa y minuciosa en las relaciones humanas. Sus poemas reflejan la dureza de los acontecimientos, la dulzura de la esperanza y la consistencia de la ausencia.
En el corazón de Sanna reside un deseo insaciable de transmitir amor, sorteando el abatimiento y la melancolía con una franqueza gritada. Sus versos nos llevan más allá de la indolencia del desapego, explorando la soledad con pensamientos profundos y animados. En “Avere la pazienza del pane”, la autora nos invita a monitorear, comprender y expandir la conciencia. Con este enfoque, proyecta el valor del presente hacia un tiempo benévolo que desenreda los conflictos de la vida y los trasciende.
Benedetta Sanna confiesa en sus versos la fragilidad de los arrepentimientos y la aspereza de las separaciones. Expresa la valentía de la palabra y el poder de la nostalgia, mientras calma la inquietud. Dedica su poesía a dar forma al cúmulo indistinto de sentimientos, confiando en las predicciones del tiempo y en las transformaciones humanas. Sus poemas destacan la importancia de la indulgencia, interrogando al alma y escuchando su principio vital. Nos enseña a esperar con paciencia, a aceptar las transformaciones y a recibir las enseñanzas de la sabiduría popular: “A quien sabe esperar, el tiempo abre todas las puertas”.
Rita Bompadre – Centro de Lectura “Arturo Piatti” https://www.facebook.com/centroletturaarturopiatti/
Textos seleccionados y traducidos por Rita Bompadre
A la orilla del mar sería suficiente.
sabiendo que volveremos,
que el viaje no es corto
pero podemos ver el horizonte:
los contornos de su rostro,
la isla y su surco,
un bostezo en el Mediterráneo.
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Si la noche trae el sueño
y en el sueño hay un consejo
de saber ser noche también,
cuando quiera:
un bolígrafo que no duda del papel.
Y yo que sigo siendo un servidor de tu día
sé bien que te veo
sólo al final,
donde el negro es uno con la habitación.
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Si supiera olvidarme
de la ansiedad de mis años,
que en cambio recuerdo fácilmente
cada vez
que me olvido del origen de los vientos
y lo que sacudió el mistral
en las raíces,
en esos ojos tuyos que siempre están apagados
y tus hombros como colinas,
en mis pistas.
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Solo escribiendo
puedo quitarme la ira.
Evite escupir sobre el mantel,
ataca tus costumbres y hábitos,
tan sucio y sombrío
de atracciones centenarias,
violencia y agravios.
Luego lo perforo limpiamente
desde la muñeca hasta el pecho
el espectro sucio y engorroso
del elefante en una habitación.
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Distinguir palabras
como rosas con espinas,
en tus manos supinas
capaz de abrazar
todas mis pistas alienígenas.
En esa playa blanca y dulce,
donde otra vez
Duermo y tiemblo.
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Han llegado muchas cosas
a lo largo de los años
para salvarme.
Primero de la provincia,
luego de cada pequeño cuarto mío.
Casi como un pasaje
de mano en mano
de una llave
o un secreto,
y esa devoción.
el ojo abierto
sobre la tierra cansada.
Tu antiguo ritual.
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Bola de nada,
miga
desperdiciar
y resto.
quiero orarte hoy
tener una señal,
desde un cielo
cuyo color apenas puedo distinguir.
Desde el tejado del palacio,
de un grito fuera de la casa.
La noche no tiene sonido.
Benedetta Sanna nació en Sardegna en 1991. Vive en Roma desde hace más de diez años, trabaja como fotógrafa y videómaker en el ámbito social y promueve el uso del arte como herramienta para la conservación y mejora de la memoria individual y colectiva. «Avere la pazienza del pane» es su primer poemario.