GÉNESIS
“Y vio Dios que era bueno”.
Génesis, 1, 9.
Antes que el sol esparciera su luz
hasta el rincón más escondido;
antes que la luna hechizara al mar
con el baile infinito de las olas;
antes que las estrellas llenaran
de caminos los sueños de los hombres;
antes que la montaña que habitan
los dioses, su belleza al cielo elevara;
antes que los ríos ahítos de nieve
arrastraran hasta el mar sus dudas;
antes que la noche invadiera
el corazón de los vagabundos;
antes que ganara el relámpago
al trueno en su loca carrera;
antes que los sudorosos campesinos
bailaran para ahuyentar las tormentas;
antes, mucho antes, Tú nos soñabas
aunque nosotros no lo sabíamos.
BIENAVENTURADOS
Bienaventurados
los que duermen a pierna suelta sin somníferos ni pesadillas,
los que pueden comer tres veces al día y, a veces, cinco,
los que tienen hogar y país donde arraigar sus raíces,
los que reciben llamadas de amigos y no de las compañías de seguros y
los que toman el sol leyendo una novela sin prisas y sin pausas.
Felices
los que pueden respirar aire puro mientras ven el dibujo celeste de las grullas,
los que no tienen que preocuparse si sube o baja la bolsa,
los que dicen “Buenos días” aunque estén afónicos,
los que acuden al trabajo con una sonrisa en los ojos y
los que piensan en los otros mientras aparcan el coche.
Dichosos
los que leen El Quijote para reírse y comprender el mundo,
los que no necesitan los “Me gusta” para estar contentos,
los que recorren las arrugas como grato recuerdo del haber vivido,
los que sólo envidian el no envidiar y
los que se levantan, abren la ventana y saludan perplejos al nuevo día.
Bienaventurados
los que tienen nietos y juegan con ellos al escondite,
los que tiene tiempo para perderlo y después para encontrarlo,
los que no compiten contra el cronómetro ni contra ellos mismos,
los daltónicos que ven claro hasta lo oscuro y
los que imitan la parsimonia de los bueyes y el vuelo del milano.
Felices
los que no temen al futuro ni al qué dirán,
los que no ansían nada que pueda comprarse con dinero o poder,
los que llenan los armarios de aire y de hadas,
los que tienen sentido del humor y del amor y
los que huyen por igual de los pesimistas y de los ilusos.
Dichosos
los que aman más un huevo frito que la alta cocina,
los que admiran la puesta de sol tanto como el amanecer,
los que suben a la montaña sin necesidad de conquistarla,
los que comienzan a leer un libro por cualquier página como juego y
Dichosos los que leen periódicos atrasados y bajan escaleras de espaldas.
Bienaventurados
los que buscan aunque no encuentren,
los que, al juzgar a otros, siempre dudan, los compasivos,
los que creen en la otra vida y llaman amiga a la muerte,
los que aman gratuitamente y no temen el desamor.
Dichosos, felices y bienaventurados todos.
PIE DE FOTO
Etiopía, febrero, 2023.
En el campo yermo, una avioneta
acaba de lanzar unos sacos de trigo
y unas latas.
Una alambrada de espino marca la frontera
entre el hambre y la nada.
Compasivos, unos arbustos enseñan
sus cuerpos desnudos.
En medio de esta tierra baldía,
junto a los sacos, la alambrada
y los arbustos,
dos mujeres y tres niños.
Miran las mujeres al horizonte
y sonríen levemente, sin energía.
Lo hacen quizás por sus hijos
que, arrobados, las miran.
Saben que se acabará el trigo
y el hambre volverá
pero. ¡es tan dulce mientras tanto
la esperanza del olvido!
Etiopía calcinada: sequía,
hambre y guerra.
¿Hasta cuándo durará la sonrisa
de estas madres y de sus hijos
las miradas que la alimentan?
¿Llegará otra avioneta a tiempo?
El hambre acecha.
DE VUELO
“¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal rüido”.
Fray Luis de León.
Sube, aléjate del suelo, aprende
a ser águila en la altura y jilguero
en el canto apacible y su belleza.
Sube, aléjate, vuela hasta la nube
que mis ojos para ti inventaron
en el sentir silencioso de la piedra.
Sube, aléjate del mundo, aprehende
del cantueso el arrullo y del camino
el paso cómplice del tiempo.
Sube, aléjate como el río cancionero
entre las manos inexpertas que te mecen.
ADOLESCENTES
“Sé digno del olor del pan.
Sabe estar
con las flores de las cunetas,
pues el horno de tu madre aún arde”.
Mahmud Darwich.
Trae el Adaja poco caudal, apenas lo justo
para mostrar que existe,
aunque pequeño.
A su reclamo vocean muchachas y muchachos
en esta noche de verano para anunciar
que también existen, que bullen sus cuerpos
mucho más que las aguas del Adaja
y que necesitan comerse el mundo en los arrabales
mientras los adultos miran
a otro lado.
Ellos, desgarbados y pantalones caídos; ellas,
todo minifaldas y tacones agujereando,
como picos carpinteros de la noche.
las losas del puente.
Cuerpos en equilibrio inestable,
vocean unos y otras y se quitan la palabra
entre vasos
que desafían sus manos adolescentes.
Algunos lanzan al cielo la botella ya inútil
y la palabrota enorme
para testificar que existen, como existe
la muralla que los mira, el runrún del Adaja
y esta noche
que dibuja sus cuerpos y sus risas.
Unas y otros entre la turba nocturna
de voces y de alcohol adolescente,
mendigan que alguien
las mire, los escuche, las tenga en cuenta.
Así fuimos siempre: menesterosos de amor.
Una estrella recorre el cielo y desaparece.
La muralla mira las desangeladas piedras
que fueron Real Fábrica de algodón
un día
hasta que la bárbara piqueta asoló la historia.
Julio Collado (Muñopepe, Ávila, 1949), Antes de ser maestro, fue vaquerillo, segador y picapedrero. Es poeta, columnista del Diario de Ávila, conferenciante, coordinador de talleres literarios en institutos abulenses y en la sede de la Fundación Caja Ávila, así como guionista y presentador de Campañas de Animación a la Lectura en diferentes radios y televisiones de su ciudad. Como escritor tiene publicados cuatro libros de literatura infantil en la Editorial Edelvives, además de haber participado, con cuentos, poemas y relatos, en varios libros colectivos (Rutas literarias por Ávila y provincia; Una métrica diferente; Chile en el corazón, Arca de los afectos, Palabras del Inocente, No Resignación, por citar algunos). Participó, como poeta invitado, en el XVII Encuentro de Poetas Iberoamericanos de Salamanca, dedicado a Gastón Baquero.
9 thoughts on “Julio Collado: ‘Génesis’ y otros poemas”
Juanjo 16/02/2023 at 1:37 pm
Un compendio de belleza, observación y sensatez.
Que privilegio tenerte como maestro.
julio collado 11/10/2023 at 3:09 pm
Muchas gracias. Juanjo.
XenarOvin 16/02/2023 at 5:30 pm
<>
Y aquellos <> parecen
haber olvidado a los esparcidos
<>
y aceras con casas de cartón
frente a la impúdica opulencia.
Súbase quien pueda
<> o no
a las calcinadas torres del desaliento.
julio collado 11/10/2023 at 3:10 pm
Muchas gracias, amigo.
Juanjo 16/02/2023 at 5:33 pm
Que bien lo ha dicho ya Juanjo,, que bonitos poemas, que gran humanidad transmiten , Son preciosos Julio
julio collado 11/10/2023 at 3:11 pm
Muchas Gracias, Amigo.
Josefa 16/02/2023 at 5:56 pm
Bravo Julio!!
julio collado 11/10/2023 at 3:11 pm
Muchas Gracias, Amiga.
Ángel Zancajo 16/02/2023 at 8:46 pm
Grande Julito. La pluma de la sapiencia y de la experiencia.