Serie: Libros enviados o dedicados a Alfredo Pérez Alencart/ 30
Libro: “En los labios de la noche. Poesía reunida (1990 – 2022)”, (Animal sospechoso, Barcelona, 2022)
Memoria de aprendiz
No basta con acariciar palabras,
lo definitivo es dibujar la noche
seguir la línea de su curva hacia el eco común
o la profunda luz. Tomar la imagen de su pulso medir la turbulencia
oír su tono
el latido de su adentro.
Habitar las estrellas que la viven. Desnudar falsos colores
y mostrar el plateado vuelo de pájaros fantasmas.
No basta con acariciar palabras
lo definitivo es asistir a los cortejos
con toda irreverencia.
Grabar los rostros
vestir sus cuerpos.
Memoria de aprendiz,
la inteligencia es un juego de distancia. Un dolor agudo.
Una sutil virtud.
Parque nevado
Comienzo con la paciencia
que me concede el corazón de un pájaro
Desde ayer late en mí un escudo para el tiempo
Entonces,
la muerte es nuestro gran espejo
Acerca su manto a contraluz
y cuando llega la videncia
nos quedamos dentro
Damos pasos largos
entre cintura y espasmo
En el deslizar de la cascada
el agua corre por las venas
Abrazo de las piedras
donde no hay espacio para las fisuras del invento
El bosque es el único encanto:
sigilo y guardián de los silencios
Recogimos el temblor en nuestros cuerpos
Como talismán
tomé el cristal de las batallas
Malabar en el abismo
Di mi nombre una vez
llévame, breve,
entre la seda
o la espiral hirviente.
Recorre conmigo el laberinto
para no llegar
o para fugarnos en la ceguera.
Aunque el año que nos sigue
esté tan lejos.
Deja resbalar la tristeza
mientras duermo
dócil.
Despojo anciano,
sepulcro de la culpa.
Deslízate en la cavidad de los lamentos.
Allí me encuentro.
Detenida. Pálida.
En invierno.
Toma el corcel
y busca mi disfraz.
Es preciso que te espere.
Suave, en harapos.
Al margen del poniente.
Agrega un redoble o esta noche:
La cumbre de mi sueño está nevada.
Ligera, feliz.
Nube de septiembre
Tú me quisiste cuando niño
y eso quiere decir para siempre.
RAÚL GÓMEZ JATTIN
Mi fuerte e inamovible dama blanca,
¿Cómo puede tu cuerpo soportar
el peso de tu carga?
Imposible evitar la expansión de la rabia.
Ese líquido viscoso que llueve el espacio
entre uno y otro hueso.
Mi grande y alta dama blanca,
¿Cómo puede tu espíritu
encontrar el alma de una noche clara?
Imposible tender una limpia sábana
sobre la cama y su fantasma.
Mi hermosa y distante dama blanca,
¿Cómo sacar de tus entrañas la memoria?
Mi dulce y triste dama blanca,
he rehusado pertenecer a la
fría luz de una mañana sacrificada.
¿Cómo puedes pedirme que agote en un día
la miel con la que siempre
pinto mis labios?
La caverna de la mariposa
Quieta agua
quieta ola.
Luz devota,
detiene al paso
su toda hora.
Alcanza la puerta de su jaula
pica el asfalto de sus brazos
añade alas a la cabeza
urbanas uñas blancas…
Qué importa la lengua extraña
si entiende que le hablan.
Hoy podría quitarse la camisa,
mudar de cuerpo
mostrar la cicatriz.

Un ángel en Lisboa
A Fernando Garavito
Me imagino que se levanta cada día
con ganas de zumbar,
que se despliega sobre el papel
con la rabia propia
y las miradas ajenas puestas sobre él.
Me imagino que despierta
y persigue los olores más extraños,
aquellos rancios, aquellos agrios.
Me imagino que da vueltas sobre la palabra
y se posa sobre ella, multiplicándola.
Me imagino que busca la luz,
limpia sus alas,
se guarda de sí mismo
y espera el golpe por venir.
Me imagino que sigue atento,
más allá de toda sombra,
que busca los desechos,
que los lame y los escupe.
Me imagino que tiene frío
que su cuerpo ya es poema
y que la ciudad,
adoquín por adoquín,
se parece a él.
El cardenal del páramo
He aprendido a colorear mis alas
con el tono del espíritu profundo.
Con el mismo ardor de la memoria
y el violeta que adorna a los sagrados seres.
He ganado la confianza de los aires,
y del mismo sol
que me pide la textura
del tejido de las nubes
y derretirme en ti
con el mismo amor
con el que la tierra
convierte en abono todos sus muertos.
El hogar de los nukak
Han mirado desde su propio cielo
cómo caminamos su país.
Ya saben que fueron conminados al silencio
y a cambio se les ha impuesto el ruido
de una espesa, invadida y desconocida selva.
Guardan el aire en las mejillas
y ponen en su dardo el veneno.
Lejos, los chillidos de los cerdos
y el llanto de las mujeres
con sus hijos
colgados en el pecho.
Nómadas,
enredados en los árboles,
poseedores de todas las riquezas y secretos,
guardianes de plantas, animales y susurros.
Nos observan.
Bellos y desnudos,
cada uno al frente de su propio fuego.
Mientras,
nosotros
desaparecemos,
devorados por el incendio.
Yirama Castaño Güiza. Nació en Socorro, Santander, Colombia. Poeta, periodista y editora. Participó en la creación de la Revista y de la Fundación Común Presencia. Hace parte del Comité Asesor del Encuentro Internacional de Mujeres Poetas de Cereté, Córdoba.
Libros de poesía publicados: En los labios de la noche, poesía reunida (1990-2022), Animal sospechoso editor, Colección mínima, Barcelona, España. 2022. El Sueño de la Otra, Ediciones El Humo, México, 2019. Segunda Edición. -Corps avant l´ oubli, Cuerpos antes del olvido (Yirama Castaño, Stéphane Chaumet y Aleyda Quevedo), Ediciones de la Línea Imaginaria, Ecuador, 2016. -Poemas de amor (Yirama Castaño, Josefa Parra), Ediciones Corazón de Mango, 2016. -Malabar en el abismo, Antología, Común Presencia Editores, Colección los Conjurados, 2012. -Memoria de aprendiz, Común Presencia Editores, Colección Los Conjurados, 2011. -El sueño de la otra, Colección Prometeo Serie Hipnos,1997, Primera Edición. Jardín de sombras, 1994. Naufragio de luna, 1990. –
