La casa vacía
Madre,
no sé qué hacer con tus violetas,
con sus flores enramadas
cayendo sobre el verde de las hojas.
Tú me hablabas y hablabas, y yo
miraba ensimismada tus violetas
y las despojaba, cautelosa,
de sus hojas marchitas
y de las flores
que habían sido privadas
de su color y su frescura
………………… por el paso de los días.
Y tú hablabas sin descanso
como si nuestra lejanía
fuera mayor que dos islas,
y me contabas con ahínco
cómo fuera tu pasado,
cómo estaba siendo tu presente.
Y yo te escuchaba sin mirarte,
mientras tus violetas renacían
…………………de la batalla del tiempo.
Después sonreías complaciente
para decirme, una vez más,
que siempre que iba a verte
dejaba bonitas tus violetas.
Y su mirada atónita se fijaba
en los pequeños montículos
que yo iba creando
con las hojas envejecidas,
y las flores
que ya habían perdido su color.
No, madre,
no sé qué hacer con tus violetas.
La casa está tan vacía…
Creo que le han crecido las paredes,
y el suelo ahora es infinito.
Tras cada puerta
habita un mundo extraño,
desconocido y cruel
…………………que me resisto a mirar.
Nada queda en la casa
donde puedan refugiarse
los recuerdos.
Las paredes desnudas
no pueden con tanta memoria
amontonada. Y el suelo
ahora es más opaco
y está colmado de vacío.
Se han esfumado, lentamente,
las huellas de tantos pasos
que llevaran en las venas
…………………la misma sangre.
Y no sé qué hacer con tus rosales,
madre,
se avivan y florecen,
como si esperaran el afán
de tu mirada.
Acaricio sus pétalos
y hago de mis manos las tuyas,
siento el tacto aterciopelado
de la más roja y llamativa
y su tallo crece y crece
tal vez buscando
…………………el cristal de tu ventana.
No puedo abarcar con mis brazos
todos los colores de tus rosas,
no sé dónde guardar tu jardín
…………………con tanta flor encendida.
Acaso,
llene mis versos de pétalos
y guardaré su perfume
oculto entre las metáforas.
Sin embargo, madre,
no sé dónde sepultar
la desalmada sombra de la ausencia.

Cecilia Álvarez (La Palma, 1955). Licenciada en Filología Hispánica y Ciencias de la Información. Ejerció como profesora agregada de Lengua Española y Literatura en Enseñanza Secundaria. En 1991 y 1996, recibe un Premio de Periodismo e Investigación Histórica, respectivamente, en Santa Cruz de Tenerife. En 2008, obtiene –ex aequo-, el Premio Ángaro de Poesía (Sevilla) con El alma deshabitada. En el mismo año, publica Elogio de la juventud añeja. Le siguen los poemarios Primera luz (2009), Palabras al alba (Colección de Poesía Ángaro, 2012), Adagio del silencio (2013), El lento suspirar de la aurora (2016), Almenara de sueños (Colección de Poesía Ángaro, 2018) y la antología ‘Versos Enhebrados’ (Antología 2008-2018), coedición de Ediciones Idea (Las Palmas de Gran Canaria) y Ediciones Aguere (Santa Cruz de Tenerife, 2019). Ha participado en diversos Festivales Internacionales de Poesía (Las Palmas de Gran Canaria, Macedonia, Rumanía y Madrid), así como en el Encuentro de Escritores Félix Francisco Casanova (La Palma), Encuentro de Escritores Canarios y Encuentro Internacional de Literatura 3 Orillas (Tenerife). Poemas suyos están recogidos en varias antologías, nacionales y extranjeras. Algunos de ellos han sido traducidos al inglés, macedonio, rumano, árabe… Cecilia Álvarez estuvo en Salamanca, en octubre de 2018 y de 2023, participando como invitada al XXI y al XXVI Encuentro de Poetas Iberoamericanos.
One thought on “Cecilia Álvarez: ‘La casa vacía’”
Yajaira Díaz Castillo 22/10/2024 at 10:17 am
Felicidades Cecilia Álvarez, bella poesía de amor y añoranzas