Colaboraciones

Omar Ortiz Forero: ‘Breve historia de un andariego’. Palabras para recibir el reconocimiento como Huésped Distinguido de Salamanca

Como no es una circunstancia cualquiera el que me encuentre hoy ante ustedes, quiero precisar algunos hechos que creo fundamentales para merecer la distinción con que Salamanca me honra. Primero que todo he de contarles que tuve la fortuna de ser iniciado en los misterios y gozos de la lectura por una tía abuela, que cuidó de mi convalecencia, cuando a los cinco años fui afectado por una pielonefritis que necesitaba mucha agua de cáscara de papa y mucha quietud. Rosa Franco, me reveló en su voz la tradición oral de la región campesina del Tequendama, la misma que inició Bochica cuando evacuó las aguas que inundaban la sabana de Bogotá a golpe da cayado.

Como también aprendí a leer, para sitiar el asombro, mi padre me regalo una maravillosa enciclopedia llamada “El libro de oro de los niños”, seis tomos con prólogos de Juana de Ibarburu y Gabriela Mistral, que era un compendio del Reino de la Fantasía, el mismo del que nos habla “La historia interminable” de Michael Ende.

Estudiar Derecho fue una manera de pretender continuar enfrentado molinos de viento, a la grupa del Caballero de la Triste Figura, como dice León Felipe en su poema. Y, una vez terminadas las materias del pregrado hice mi judicatura en Riofrio, una población a 13 kilómetros de Tuluá, la tierra de mi padre, qué en ese momento, 1974, contaba, más o menos con 2.500 habitantes, la mayoría trabajadores del Ingenio La Carmelita.

Pero una vez graduado, decidí quedarme porque me di cuenta de que tenía tiempo suficiente para cumplir con mi oficio y con mi pasión de lector y porque dicho entusiasmo lo podía ejercer en la diversa y bien seleccionada biblioteca del sabio tulueño Germán Cardona Cruz, un personaje que fue esencial para convencerme de que mi vocación de escritor tenía un asidero real.

Así, a mi oficio de jurisperito, añado una actividad como gestor cultural, iniciando en 1987 la publicación de la revista de poesía Luna Nueva que cumple 37 años y 50 números ininterrumpidos de divulgación poética en papel. Por este ejercicio, el escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal, cuando es elegido gobernador del Valle del Cauca en 1998 me lleva a trabajar con él como Secretario de Cultura Departamental, y de allí, terminado el período, el rector de la UCEVA, me encarga de las publicaciones institucionales y luego aplico para ser profesor de planta de la institución, cargo que actualmente ejerzo.

Todos estos pequeños sucesos, fueron fortaleciéndome para asumir con rigor, honestidad y mucho fervor mi trabajo con la palabra en toda su riqueza y matices, ya que considero como lo afirmaba José Vasconcelos que nuestro mestizaje tiene una perspectiva cósmica, ya que son varias las energías que nos nutren y que nos permiten asumir lo sagrado, en el Valle del Mezquital en México, en el del Urubamba, en el Perú, en la Sinagoga del Tránsito en Toledo, y en la Mezquita-Catedral de Córdoba

Eso lo ha entendido muy bien la ciudad de Salamanca, representada en su Universidad, ya que no es casual que sea un peruano español el que aquí nos convoque, ni que sea un vasco al que en este año se le continue rindiendo homenaje, nombrándolo Doctor Honoris Causa 88 años después de su muerte, me refiero por supuesto al gran Don Miguel de Unamuno.

Hago entonces mías, las palabras de la poeta y profesora salmantina Asunción Escribano Hernández, al comentar el poemario La voluntad enhechizada, cuando afirma que para Pérez Alencart “el color dorado de Salamanca es el de la sonrisa de sus gentes a las que el poeta agradece haber estado y su estar aún hoy ayudando a olvidar múltiples crucifixiones”. Y, agrega, “El poeta dice que el cielo de Salamanca es una tienda de campaña bajo la que puede reposar todo aquel que se preocupe por la poesía y la cultura en general, un resguardo bajo el que todo el que llegue a orillas del Tormes pueda descansar”.

Me queda la emoción de pensar que, en mi próxima visita a Salamanca, que espero sea pronto, podré decir como Fray Luis de León como decíamos ayer.

Omar Ortiz Forero leyendo su discurso de recepción (foto de José Amador Martín)

OMAR ORTIZ FORERO. Si bien Omar nació en Bogotá, Colombia, en 1950, desde su infancia se ha relacionado con el Valle del Cauca por su familia paterna oriunda de Tuluá. Abogado de la Universidad de Santo Tomás, es un decidido gestor cultural y como tal ocupó la Gerencia Cultural del Valle cuando Gustavo Álvarez Gardeazábal fue gobernador de dicho departamento. Edita y dirige desde 1987 la revista de poesía “Luna Nueva” que completa 50 ediciones y 37 años de vida. Ha publicado por lo menos 13 libros de poesía de los cuales destacamos: “Las muchachas del circo”, “Diez regiones”, “Un jardín para Milena”, “El libro de las cosas”, “La luna en el espejo”, “Diario de los seres anónimos”, “Cequiagrande”, “Lista de espera” y “Pequeña historia de mi país”.  La primera edición en España del “Diario de los seres anónimos” que, ampliada y corregida, es publicada en la península por la editorial “La Mirada Malva” en 2015, y la editorial francesa L’Harmattan publica en 20019 una versión bilingüe de este mismo poemario con traducción del profesor Yves Monino.

En 2022 la editorial New York Poetry Press, lo incluye en su colección “Piedra de la locura” con la que se hace un homenaje a un poeta de lengua castellana, publicando una Antología Personal de su obra poética, y es así como aparece el libro “El árbol es un pueblo con alas” impreso y distribuido por Amazon.

Ha compilado los siguientes libros: “El yagé y otros cuentos” de Germán Cardona Cruz, “Luna Nueva, muestra de poesía Latinoamericana actual”, “Luna Nueva, once miradas a la poesía colombiana”, “Luna Nueva diez y siete miradas a la poesía colombina actual”,  “Luna Nueva diez y nueve miradas a la poesía colombiana”,  “Vivir la poesía, poetas en la UCEVA” y “Contar en Tuluá, narradores en la UCEVA”.

Ha sido incluido en varias antologías de poesía tanto nacionales como internacionales.

La Universidad de Antioquia le concedió en 1995 el Premio Nacional de Poesía por su poemario “El libro de las cosas” y la Alcaldía de Tuluá lo condecoró en 1997 con la medalla al Mérito Cultural “Germán Cardona Cruz”.

En 2022 la Gobernación del Valle, por medio de su Secretaría de Cultura le otorga el premio “Reconocimiento a su obra y vida” en la modalidad de literatura, por su actividad como director y editor de la revista de poesía “Luna Nueva”, fundada en 1987 y hoy vigente, a más de su labor personal con once libros de poesía publicados en el curso de 42 años de vida.

Actualmente es profesor de tiempo completo de la Universidad Central del Valle de Tuluá y como es director del Centro Cultural “Gustavo Álvarez Gardeazábal”. Y dirige el Festival Internacional de Poesía de Cali.

Omar Ortiz Forero durante el acto en el Ayuntamiento (foto de José Amador Martín)
Intervención de Carlos García Carbayo, alcalde Salamanca (foto de Luís Aguiar)
Omar Ortiz Forero y Carlos García Carbayo (foto de Luís Aguiar)

Imagen de cabecera: Omar Ortiz Forero mostrando el Diploma de Huésped Distinguido, junto al alcalde (foto de José Amador Martín)

 

 

 



2 thoughts on “Omar Ortiz Forero: ‘Breve historia de un andariego’. Palabras para recibir el reconocimiento como Huésped Distinguido de Salamanca”

  • Diego Fernando Aguirre Jaramillo 31/10/2024 at 1:14 am

    Maestro, no solo Tuluá, Colombia entera se rinde ante usted. Engrandece el nombte de nuestra Patria y nuestro Terruño.. Muy a pesar de ser Bogotá la Ciudad que lo vió nacer, es niestra Tuluá la tierra que lo vió crecer. Sabemos que está en etapa de pleno desarrollo y en el momento cumbre de producción literaria.
    Porque no importa donde se nace si no donde se lucha.

    Mi admiración, Respeto y Gratitud

    Responder
  • Catalina Niño 31/10/2024 at 12:04 pm

    Omar, además de ser un gran poeta, es definitivamente un propulsor de la poesía. Merecido su reconocimiento y como siempre, sus discursos conectan con la vida sensible.

    Responder

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