SONETO PARA SUSURRAR
Un minuto de muerte lleva dentro
la noche que llora con vinos tintos
y derrama su sangre en los patios
donde se asentaba el pájaro.
Las miradas se fueron al entierro
de todos los que fueron sueños tibios
los labios son dos puños silenciados
que no han llegado a su encuentro.
Está desaparecida la noche
y antes de que se lleven mis hilos
que tus dedos dibujen la libertad
Y la noche despierte con tus ojos
cuando toda sombra le aceche.
¡Veo umbrales en la profundidad!
Valeria Sandi
Todo poeta trabaja dentro de su interioridad, su alma es su voz, la banda sonora de su existencia musicaliza los versos, le da ese ritmo inequívoco que conduce y exprime sensaciones y sentimientos. Ese ritmo que define una manera de explicar la vida, contando historias: de los días, de las noches, del silencio, de la ira y la pasión, de las nubes y las hojas que vuelan vapuleadas por el viento. El poeta escribe y, como señaló la poeta Louise Glück, en su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura, en el año 2020: “Aquellos de nosotros que escribimos libros probablemente deseamos llegar a muchos. Pero algunos poetas no ven llegar a muchos en términos espaciales, como en el auditorio lleno. Ven llegar a muchos de forma temporal, secuencial, muchos a lo largo del tiempo, hacia el futuro, pero de alguna manera profunda estos lectores siempre vienen solos, uno por uno”.
Sentados frente a un computador, o en el celular, esperando un autobús, o en la silla pesarosa del consultorio, el poeta trabaja y es un trabajo obsesivo, intenso, trabaja para el futuro, en soledad, hacia el futuro, y son muy pocos los lectores que saben que llegará a ese destino.
De Anne Carson, la poeta canadiense que obtuvo el Premio Princesa de Asturias de las Letras, en ese mismo 2020, es esta cita: “Si la prosa es una casa, la poesía es un hombre en llamas que la atraviesa rápidamente”, que habla de manera diáfana y certera sobre la poesía y también sobre el oficio del poeta.
En esta entrevista, la poeta boliviana Valeria Sandi habla de sus inicios, de cómo, siendo una niña, la afectó la muerte de su mejor amiga, que la condujo a buscar en la lectura y en la escritura respuestas y a formularse preguntas que siguen desafiando la existencia del ser humano.
Valeria Sandi Peña, Santa Cruz, Bolivia, 199. Escritora y abogada. Publicó los poemarios Ambidiestros (2014) en coautoría, La luna lleva sal, (2016, 2018), Rincón de lluvia (2018,2019,2022), Raíz de Ceniza (2020), Antología poética Lluvia de Sal (2022), Sombra en la palabra (2023). Ha participado en festivales y encuentros nacionales e internacionales. Forma parte de la editorial Literatelia para Bolivia y la revista Galería del Alma (México). Dirige el colectivo literario Trueque Poético, el Festival Internacional de Poesía Joven Jauría de Palabras y el Encuentro Latinoamericano de poesía Jauría de palabras. Ha recibido las distinciones de poeta joven con potencial para compartir otorgado por el Centro Cultural San Isidro 2018 y por su aporte y dedicación constante a la cultura del país por el Ministerio de Culturas y Turismo de Bolivia 2019.
– ¿Qué recuerda de la casa de su infancia? ¿Todavía vive su familia allí?
Mi niñez estará siempre esperándome/sobre el tibio refugio de un regazo/que huele a madre, a nido, a madrugada, /en la tierra del sol y los naranjos, dice un fragmento de un poema de nuestro escritor cruceño Enrique Kempff Mercado. Recuerdo ese olor de los árboles frutales de la quinta de mi abuelo Faustino, mis primeros pasos cuando contemplaba esa extensa vegetación donde mi mirada creció siendo verde.
– ¿Quiénes son sus padres? ¿Qué aprendió de cada uno?
Mi madre, es principalmente mamá, es un ser muy emocional. Ser protectora, es la manera que encuentra de decirnos con acciones lo que significamos en su vida. De ella aprendí la perseverancia y el esfuerzo, ella construye lo que sueña.
Mi padre es la libertad, es el acercamiento que tuve a la música trova, es quien me pedía apuntar letras de canciones para que él pueda sumarlas a su repertorio, tocando guitarra.
¿Qué quería estudiar cuando niña? ¿Soñaba con ser poeta o abogado?
Yo contaba cuentos de pequeña, esa niña sigue intacta y se alegra de que los niños sonrían cuando la escuchan. Ser escritora o abogada, siempre fue una manera de decir la verdad, lo sigo intentando.
– ¿Conserva alguno de los libros que leyó cuando era niña?
Sí, las fábulas de Esopo, fue el libro de mi infancia. Mi texto favorito del libro es el que le mandaron a la muerte a picar la leña.
– En la época de la adolescencia ¿qué la atormentaba más? ¿Leía o escribía para expresar sus dudas, sus inquietudes?
Mi niñez se vio marcada por la muerte de mi mejor amiga Marta, desde ahí, a los 7 años comencé a hacerme preguntas, mi adolescencia es una extensión de esa herida y una forma de comprender quienes seguimos vivos, la escritura juega un rol fundamental.
¿Hay otros poetas en su familia? ¿Artistas, músicos, o docentes?
Sí, tengo un tío docente se llama Williams Sandi, es a quien muchos acuden, siempre tiene algo para aconsejar o abrazar. De artista, está Kike Gorena, tío que me gusta decirle primo. Gracias a él me acerqué al teatro, Kike es director, dramaturgo y actor que siempre está creando.

¿Cómo y cuándo supo que la poesía era un camino a seguir?
Siento que la poesía es un camino para compartir, ella ha sido muy generosa conmigo, yo intento retribuir, acercándola a niños y jóvenes desde las diferentes instancias y proyectos que desarrollo.
– ¿Cómo fue el proceso de publicar su primer libro, fue difícil encontrar la editorial?
Mi primer libro fue auto gestionado, en mi ciudad no era fácil publicar, un novel no tiene puertas abiertas de buenas a primeras, en esa época conocí al escritor Quincho Terrazas y él también tenía su libro y tenía el interés de publicar, ambos unimos nuestros libros y le llamamos Ambidiestros, yo era la zurda.
¿Tiene un ritmo determinado para escribir? ¿Se sienta y escribe lo que tenía en mente o va anotando frases o metáforas que luego desarrolla?
Escribo todos los días, voy ordenando mis ideas, son diferentes momentos, no tengo un horario determinado, eso recién es el inicio de todo el proceso posterior. Leo y escucho poemas de los compañeros de mi taller, de manera organizada.
– ¿Escribe sobre algún tema predeterminado o trabaja en lo que siente día a día?
Son diferentes momentos, palabras, temáticas que son hilos conductores que luego van decantando en algo que trabajo a fondo.
– ¿Tiene algún autor preferido al cual recurre siempre o le gusta más bien leer autores distintos?
Siempre vuelvo al movimiento surrealista, también leo a los poetas de la nueva ola y autores latinoamericanos contemporáneos. Hay una rica tradición poética en mi país. Mis preferidos son Matilde Casazola, Gabriel Chávez, Gustavo Cárdenas, Oscar Alfaro y Blanca Wiethüchter.
– ¿Las redes sociales la abruman? ¿Le quitan tiempo o la ayudan a difundir su trabajo poético?
Sí, hay exceso de contenidos que me ponen ansiosa, usualmente al inicio de cada año desactivo cuentas porque es donde más escribo, luego lo vuelvo a abrir, justamente para difundir las actividades de mi colectivo y algunos de mis proyectos.
– ¿Cree que los influencers han asumido el protagonismo en la sociedad, el papel que antes correspondía a intelectuales, artistas, poetas y escritores?
La tecnología trajo muchas cosas positivas a nuestras vidas, pero esa facilidad de acceso a la información y entretenimiento, hizo que se considere influencer a personas mediáticas y asignarles un lugar muy alto a varios seres que carecen de sentido y aporte. Creo que un artista o intelectual tiene mucho para compartir, en un mundo que pasa tan fugaz e instantáneo como las redes, la importancia es saber cómo, en nuestra actualidad.
– ¿Qué libro le regalaría a alguien que quiera conocer Santa Cruz?
Los 200 años de poesía de Santa Cruz, que está publicando el Fondo Municipal Editorial de la Red Municipal de Bibliotecas, de la Secretaria Municipal de Cultura y Turismo, por el bicentenario de nuestro país.
¿Le regala los libros de su autoría a sus amigos o los anima a comprarlos?
Mis amigos suelen comprarlo. En el caso de los poetas que conozco en encuentros y me interesa su propuesta, intercambiamos libros.
¿Por qué escribe?
Porque es mi manera de no temer a la hoja en blanco y decir con aroma, ritmo, sabor y textura esta cotidianidad, tan necesaria de ser nombrada, desde mi particularidad, abrazando temas universales de la colectividad.
POEMAS
CONTEMPLAR LA HERIDA
Una navaja
corta el sueño
cuando el pájaro
golpea la ventana.
Las plumas caen
cuando el aire
no sostiene
el sonido.
La mirada
se deshoja
en el poema
en busca del nido.
Extendida navaja
en la piel del poeta
que sin pájaros
a cielo abierto
desploma
su
memoria
y en su sangre
cada palabra presiente
que retornamos
a sus hojas
solo
para contemplar la herida.
I
Estas campanas
no saben de susurros
acostumbradas
a recibir los golpes
de la despedida.
II
Un sol herido
no entiende de promesas
extendidas a su orilla
En el dorado
repica su naufragio.
III
San Cristóbal de las Casas
Buenos Aires
Madrid, La Paz y Cusco
Ahora no importa
en qué calle
descanse mi herida
siempre me quema y alumbra
en partes iguales
la despedida.
NUESTRA HISTORIA ES DE PÁJAROS
Tú luchas con la sombra
toda la noche, y toda la noche te visitan
huestes de astros, trepando al cielo, o al hundirse:
Compañero en la aurora del lucero del alba
(Samuel Taylor Coleridge)
Estamos aquí
contando palabras
el tiempo es una piedra blanca
lanzada al río de nuestras venas.
Escucha el caudal
de nuestros sueños
mientras enciendo los minutos
sin diluir el cielo.
Mira la piedra
para que crezcan olas
con la pulsión del deseo
Abre la memoria
con su sol de herencia
se alumbrarán nuestros ojos
pájaros
destinados al fuego.
Petruvska Simne. Narradora y crítica literaria venezolana (Valencia, Carabobo, 1952). Ha trabajado como editora de la revista BCV Cultural y de las revistas Circunvalación del Sur, XI Festival de Teatro de Caracas y La Palabra Pintada, así como del suplemento cultural El Otro Cuerpo, del Ateneo de Caracas; la edición especial por el 61r aniversario del diario Últimas Noticias, y la mesa de redacción de El Diario de Caracas. Autora de la recopilación de crónicas Periodistas en su tinta (Alfadil, 2004), el libro de entrevistas Periodistas en la mira (Alfadil, 2004) y el libro de entrevistas a escritores ¿Por qué escriben los escritores? (Fundación para la Cultura Urbana, 2005).

